Recién estrenada la primavera, como Nesss está de ruta oscense en el puente de San José, Edu y Ana se adhieren a la sidrería organizada por Diego y amigos que resulta ser Rezola (no confundir con la antigua Rezola, ahora Ipintza, que es el caserío de abajo), inédita para la gran mayoría de los asistentes.
Asistentes: Diego y señora y sus 11 amigos, Ana, Edu
De comer, chorizo a la sidra, cuatro tortillas de bacalao con cebolla, muy finitas pero ricas; cuatro bandejas de bacalao al horno (con la piel para arriba) con pimientos, que está delicioso; la madrileña cubre la apuesta de sus convecinos y friega todas las bandejas a su alcance mientras el sector esquinero asalta los restos. Cuatro txuletas que sirven ya cortadas (mala señal) coincidiendo que la que toca a los más carnívoros resulta estar como un zapato (no tranquilizaron a la vaca antes de darle matarile...), se prueban las otras y estaban mejores aunque tampoco para tirar cohetes; los roe-roe encuentran buenos bocados en los numerosos huesos; se piden otras dos chuletas, que acaban siendo devoradas mano a mano por los carnívoros más extremos, tiernas pero muy lejos de estar buenísimas; en realidad, ninguna de las seis txuletas se acerca a la media de lo que solemos encontrar en las sidrerías. Y es que es sábado a mediodía, amigos!! de postre nueces vascas, queso y membrillo en raciones adecuadas y ricas. También hubo algún arroz con leche, 13 cafeses, e incontables barras estrechas de pan a lo largo de la comida. En total, 28€ cada, tirando a barato al menos para los que más jamaron.
La gran cantidad de gente da ambiente, aunque lamentable en algunos casos: mucho aplauso, pataletas de los de la planta superior (pena que no cedió el suelo...); y es que los sábados a mediodía ya se sabe lo que hay, amigos! pero en general se bebió de todas las kupelas y mucho, siendo la sidra más rica por suave la de la 7 (extrañamente una de las abiertas al público) y la primera del pasillo, supuestamente "demasiado dulce", también gustó; no así las metálicas, demasiado poco hecha. La caribeña causa furor en el pasillo de las kupelas provocando numerosas tortícolis; también sabe medir muy bien sus fuerzas pues sobrevive perfectamente a su primera sidrería y no podemos decir que bebió poco. Quizá ayudaron las 7 veces que fue al baño, y es que ya dicen que no solo hay que saber beber sino también... Al final aguantamos hasta que cierran el txotx a las 18:00 tomando varias veces la última sidra.
En resumen, la sidre no estuvo mal... para ser una del Sagardo Bus y ser sábado a mediodía (ya lo habíamos dicho, ¿verdad?). Lo mejor, el bacalao al horno, la sidra, y el cashero que no abandonó el pasillo; lo peor, sin duda, la carne.